sábado, 24 de octubre de 2009

¡Viva el tango!

Nacido en el Río de la Plata, sinónimo de sensulidad, producto de la inmigración. Un ritmo al que muchos grupos dieron su aporte, para que el tango fuese un género que se escuche en todas partes. Llegó a Paris y a Nueva York. En un principio rechazado por las altas clases , por la Iglesia Católica. Hoy en día el tango es uno los rostros del mundo y es declarado patrimonio histórico de la humanidad por la UNESCO.


Su aparición se da las ciudades de Buenos Aries y Montevideo en el siglo XIX con las grandes migraciones. Fueron diversas maneras musicales como: cadombe, payada, milonga, polca, vals sus pasos metamórficos.




Un bandoneón es la presencia del tango acompañado de violines, piano, violas y violonchelos son en algunos casos el complemento, de los bailarines. Al principio era mudo. Luego se le sumo la voz, entre ellas la de Carlos Gardel, la más recordada de todas, convirtiéndose en el gran embajador.

El tango tuvo como suplemento vitamínico, el teatro en que creadores como: Enrique Santos Disepelo , Homero Manzi, Celenio Flores le dieron drama al género, que solo era para bailar y no expresar tantos sentimientos.

Su gran innovador Astor Pizzolla, quien causo una controversia en el Festival de Canción de Buenos Aries, realizado en el Luna Park de Buenos Aries en el año 1969, por la fusión con otros ritmos. Pizzolla, realizaba en el monumental Teatro Colon tardes de música clásica. Tenía pasión por Igor Stravinski y Bela Bártok y logro fusionar el tango con el jazz.

A pesar de ser un tipo de música con mucho sabor a tristeza, el tango es una creación musical que se disfruta y se baila, causando una especie algo extraña de agrado al oyente o al danzante. Siempre tiene presente el arrabal y las vivencias de sus pobladores.

El tango es ya una creación de distintos orígenes que no para de andar y de ser celebrado por los porteños y los otros ciudadanos de este mundo, de muchas generaciones.