miércoles, 16 de mayo de 2012


Restauración en tierras del Quetzal



Poesía. Encuentro entre la palabra y el ambiente místico.

Julio Montes Escala
PADIGITAL

Javier Romero fue el representante de nuestras letras junto a David Robinson, en el VII Festival internacional de poesía de Quetzaltenango, que se celebró del 3 al 8 de mayo y que fue dedicado a la memoria del escritor Luis de Lion. Este festival es uno de los más importantes de la región y es organizado por la fundación Metáfora Xela.

Es un espacio en el tiempo en el cual la palabra y el ambiente místico se encuentran. “Está ligado a la cultura Maya. Siento que es una deuda que tenía con la poesía. Algo muy hermoso me esperaba en Quetzaltenango, ahora no me cabe la menor duda”. Nos dice el poeta Javier Romero sobre su participación.

El primer escalón se dio con una ceremonia de invocación del Universo realizada por un guía espiritual maya, para luego seguir con la tanda de poemas que se dio en diferentes liceos, universidades, plazas, parques, iglesias, estaciones de policía y cárceles, inclusive.

Gran parte de los poetas se encontraron por primera vez en el centro cultural Caja Lúdica. “Fue como una especie de peregrinaje porque de ciudad de Guatemala fuimos a San Juan Comalapa, donde leí mis primeros poemas. Me llamó mucho la atención la iglesia, porque tiene elementos católicos y mayas. Al día siguiente tuvimos un taller, y de ahí fuimos para Quetzaltenango”.

El recorrido hacia el lugar del festival estuvo algo “vertiginoso”, pero la legión de poetas puedo ver el lago Atitlán y los volcanes que lo rodean. Algo que fue como una ofrenda del mundo maya para todos estos artistas.
A pesar de ser un evento de nuestra región en el festival, participaron Fakhry Ratrout de Palestina, Aitana Alberti hija del inmortal Rafael Alberti. René Morales de México, Daniela Camacho de México, Dira Martínez de Venezuela, Sebastián Miranda de Costa Rica, entre otros.

Nuestra poesía ha ganado mucho interés en la zona. Muchos son los que conocen la obra de César Young Núñez, Tristán
Solarte, José de Jesús Martínez, Manuel Orestes Nieto. Lo colegas de Javier no perdían la oportunidad para preguntarle sobre estos pesos pesados de la poesía panameña.
Romero no solo es poeta, también es actor, director del grupo de Teatro Rayuela y profesor de Literatura. Delirios de la sangre (2003); Meditaciones en un laberinto (2006); Lluvia Inflamable (2009) son algunos de sus libros de poemas.

A pesar de la situación de violencia por la cual ha atravesado la región centroamericana, estos festivales son parte importante del proceso de restauración. “Es un pueblo que está aferrado a la vida de una manera poderosa y poética. Siento una gran admiración por este pueblo pletórico de nobleza. Un fragmento de mi corazón se quedó en Guatemala”, expresa Javier Romero.

La herencia que Javier recibió del pueblo guatemalteco, la huella que su cultura ancestral dejó en el ánimo del poeta, se resumen en palabras de nuestro vate chorrerano: “En Cajolá, la montaña entró en mí como el canto de un pájaro en la madrugada”.


Un azteca con sangre canalera






Julio Montes Escala
PADIGITAL
 Nota publicada en "Día D".

Se llama como la primera letra del alfabeto. Nieto de la leyenda panameña del periodismo Arquímedes ‘Fat’ Fernández. Cineasta y documentalista mexicano, muy apegado a sus raíces istmeñas. Su padre es el poeta Roberto Fernández Iglesias. Se inició como actor en cursos de verano y pese haber estudiado Administración de Empresas, siente que su verdadero gusto está en hacer cine. Son varios sus planes en Panamá.

Con una camisa a cuadros y una buena dosis de buen humor, A nos habla sobre el proyecto, que estrenará en agosto.
“Estoy haciendo un documental sobre el ‘Fat’ Fernández, me encuentro juntando material porque este año va a salir un libro de las memorias de ‘Fat’, y lo vamos a presentar en la Feria del Libro de Panamá. Lo que quiero es traer el documental para poderlo presentar en la feria junto con el libro”.

El mundo de la creación es un constante inicio. Cuando se está en algo, de pronto surge la iniciativa de volver realidad otra idea. Esto no es la excepción en la carrera de este arquitecto del cine, que está dándole forma al guion de una obra ganadora del Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró 1999.
“Ahora que estaba en lo del ‘Fat’, me cayó en la mano la novela de Justo Arroyo, Sin Principio ni fin; en la que se habla de la historia de Victoriano Lorenzo y el nacimiento de Panamá. Espero poder filmarla aquí el próximo año”, señala.

Está muy deseoso de remar en la corriente cinematográfica panameña. Una onda algo nueva para muchos.
“Me encanta que haya la ley de cine en Panamá. Me parece un paso importantísimo. “Chance” es un buen ejemplo, no la he visto. Con el éxito comercial que tuvieron habrá gente que se arriesgue a hacer cine acá, y me gustaría ser parte de esa ola de cine panameño. Sería bueno que el primer empujón viniera de la gente de cultura en Panamá porque el cine es una fuente de cultura que habla de las raíces de las personas”.

A Fernández tiene muy presente los rasgos del país que él considera “donde todo inició”. En su mente galopan los bailes típicos en los toldos, la potencia de los Carnavales y las grandes sabanas de agua salada que bañan nuestras dos costas.

Su paso por Panamá se dio por el estreno de “Dónde está Macotela”, documental sobre el escultor mexicano Gabriel Macotela, creador de la escultura más grande de América Latina.
“Todo el proceso de elaboración de la escultura, que es una mujer chimenea, está incluido en la película. Habla sobre la persona y el artista. Es un juego en el que se mezcla un poco estas dos cosas. Participan artistas plásticos importantes como Francisco Toledo, Vicente Rojo, Gilberto Aceves Navarro. Junta una visión muy personal de Macotela”.
“Hicimos el rodaje en la ciudad de México, Guadalajara, Guajaca. En Panamá, estuvimos en la ciudad capital y en la isla de Contadora con el apoyo del señor José Llopis.